Autor: Bernardo Pérez Andreo.
El conocimiento de una persona exige la descodificación del contexto en el que vive. Sin contexto no hay acceso posible a la interpretación de una vida y su proyección en el futuro. Sólo si desvelamos los condicionantes que permitieron la aparición de un personaje como Jesús de Nazaret podremos comprender de forma cabal el sentido de su vida y de sus acciones. Hemos pretendido hacer eso y lo hemos hecho partiendo de los datos que nos aportan las distintas ciencias. Pero el verdadero Jesús siempre está por venir, es aquel del que esperamos su venida y con ella la reconfiguración de todo el cosmos. Descodificar a Jesús es conocerlo en la mayor profundidad posible; es amar su proyecto y llevarlo a término.
Es urgente tomar en serio el aporte de la ciencia, no a regañadientes, sino como una ayuda inestimable para la comprensión de una realidad que es plenamente humana, histórica y material, por tanto, la ciencia tiene mucho que decir. Podríamos afirmar que las ciencias, en su conjunto, son una especie de praeparatio evangelica, una preparación al evangelio. Incluso me atrevería a decir que son como un quinto evangelio. Las ciencias nos permiten obtener criterios de comprensión, tanto epistemológicos, heurísticos, o hermenéuticos, para acceder de forma más plena a una realidad que se deja conocer por ellas. Jesús y las primeras comunidades cristianas resultan tan accesibles desde las ciencias como desde los textos canónicos del Nuevo Testamento. Además, las ciencias aportan un valor adicional: impiden caer nuevamente en las desviaciones ?platognósticas? que tanto mal han hecho en la historia del cristianismo. Esta labor fue comenzada hace dos siglos por las investigaciones de la teología liberal alemana, y en los últimos decenios, las sucesivas búsquedas del Jesús histórico han aportado más material para construir una imagen más plena de lo que supuso Jesús y sus seguidores en aquella época.
Por supuesto que no se tiene que estar de acuerdo conmigo, sólo pido esa simpatía sin la cual no es posible acceder a ningún texto. Ruego al lector que considere esta obra en construcción porque la labor de descodificar a Jesús no acabará nunca, no cabe ni en todos los libros del mundo.
